"Aklo", de Jacques Monteil
Agradezco al acervo especial de la biblioteca en donde fueron descubiertos hace poco los papeles de Jacques Monteil. Espero que dicho descubrimiento y el texto que sigue sirvan para iniciar una nueva época en la investigación de este curioso episodio de las artes en León.
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Jacques Monteil (1914-¿?) fue un literato, académico y cineasta francés que llegó a nuestra ciudad forzado por la la invasión nazi. Decidió realizar aquí un proyecto fílmico largamente añorado. Jacques tuvo que exprimir a los empresarios y políticos locales aduciendo que preparaba una producción historiográfica sobre los Hermanos Aldama. El porqué un extranjero que apenas balbucía el español querría hacer una película sobre una calle mal pavimentada dejó perplejos a los inversionistas. Los convenció arguyendo que su película pondría el nombre de León «en todo lo alto»; incluso se barajó la posibilidad de crear un festival de cine.
Jacques pudo al fin «jalar» (así se dice) recursos. Lo que sus inversionistas desconocían era que Jacques se había fascinado desde muchos años atrás con la vida y obra de Abdul «El Loco» Alhazred, cuyo único libro fue traducido por un anónimo de la escuela de Toledo alrededor del 1200. Dicha obra luego formó parte del acervo confiscado a los Caballeros Templarios en 1312. Hasta ahora sólo se conocen cinco copias, conservadas en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, el British Museum, la Widener Library de Harvard, la biblioteca de la Universidad Miskatonic en Nueva Inglaterra y la Bibliothèque Nationale de Francia.
Sus diarios privados (a los que el autor de esta columna ha tenido acceso) demuestran que fue en El Loco Alhazred donde Jacques Monteil obtuvo el extraño concepto al que siempre llamó «Aklo». Nunca deja claro si lo que así nombra es un lenguaje, una persona, una sustancia, un artefacto o una entidad espiritual. Lo seguro es que estaba convencido de que «Aklo» le permitiría derrotar a los países del Eje y poner fin a la guerra de un solo golpe. Las profusas notas con las que acompañó su estudio de Abdul Alhazred le alcanzaron para inferir que la mejor manera de propiciar el «Aklo» era a través del cine.
Fue en ese León de los años cuarenta cuando comenzaron a darse los primeros reportes de luces extrañas en el Cerro del Gigante, o de ceremonias sacrílegas realizadas en las colinas de San Juan Bosco. Las notas sensacionalistas de esa época perpetuaron el rumor de rituales «satánicos» o platillos voladores. Lo que en verdad se estaba a llevando a cabo era la producción de «Hermanos Aldama: el llamado de la Patria», bajo el nombre clave de «Aklo».
Jacques estrenó su cinta el 5 de agosto de 1945, a las 17:00 horas. La premiere se realizó en una enorme finca colonial que ahora es sobre todo un estacionamiento (porque también es un local de celulares, casa abandonada y tienda de importaciones). Fue ahí donde se supo por última vez de nuestro cineasta y su película. La mayor parte de la distinguida sociedad leonesa que se había reunido en el lugar abandonó entre protestas la función apenas después de los créditos. Al terminar no se encontraron ni se les vio abandonar la sala al proyeccionista, a Jacques Monteil o a los miembros de su equipo de filmación —los únicos que decidieron quedarse. Tampoco se recuperaron las cintas. Ninguno de los que dejaron la sala volvió a hablar del tema en público.
Lo único que quedó después de acabada la función —de acuerdo al detallado reporte policial— fue un aroma dulzón que se compara al de las cucarachas y «una sustancia gelatinosa que escurría sobre la pantalla desde distintas zonas circulares de diámetro variable». También se menciona un calor insoportable.
Como suele pasar, la ciudad volvió a sus zapatos y se olvidó de Jacques Monteil, del Aklo, de los Hermanos Aldama y de que una de las evidencias recogidas en el sitio era un papel, escrito con inconfundible letra Palmer, que decía lo siguiente:
«Le public est exposé à l' Aklo. La majorité ne résiste pas à la y'nghai et à gauche. Nous qui sont restés savons que sommes les élus, de l' Glaaki a l'Lloigor. Après le deuxième rouleau, le gnh'gua commence à mg-sitai et les kfiahlé sont tekel'd a Y'golonac.
N'gail fhtagn e'hucunechh R'lyeh. Iä, G'harne ygg Rhan Tegoth n'hyleii gnh'gua? shoggoth, yl'nfnfr Nyarlathotep. Gh'll mhg-gthaa tekeli-li Y'golonac rrthnaa.
H'rnai Cthulhu. H'rnai Cthulhu nnh'gtep [...]»
[Imagen de Alberto Esquivel]
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